viernes, 3 de abril de 2009

Radiohead

Hace mucho no vivía esa sensación donde tu estómago se contrae, la piel queda alerta con un pequeño cosquilleo electrificante, mientras estás estupefacto ante el quiebre de la armonía que sube y sube, y quedas en el limbo infinito del silencio que se rompe con el estruendo de las guitarras, voz, batería, luces y el grito de CTM no basta, sientes como el lenguaje arranca, las palabras se vuelven algodón azucarado, desapareciendo a medida que te invade el cuerpo en una relación sinestésica. Cerrar los ojos, abrirlos, 2 + 2 = 5, no lo creo.
Puede calzar con la descripción de cualquier fanático frente a su deleite predilecto, pero me es imposible negar que me pasó y no lo esperaba. El sonido envolvente, casi pulcro, entre el juego de imágenes fragmentadas, y colores evocativos, con aquel halo de cotidianeidad observado ‘desde el sótano’ marcaran mi recuerdo. El público, la organización y otras cosas, se lo dejo a otros blogs.
Radiohead simplemente... sin palabras.